De mi Colección Personal a las artesanías en plata.
Siempre me gustaron las piedras. Empecé a coleccionar cabujones casi por casualidad, simplemente porque me llamaban la atención y me gustaba la energía de las piedras. Con el tiempo, fui queriendo involucrarme más y decidí aprender a hacer mis propios cabujones. Compraba piedras en bruto o las encontraba durante mis viajes, y me gustaba el proceso de lijarlas y darles forma. Fue una experiencia que me conectó más con el trabajo artesanal.
De a poco, ese interés por las piedras me llevó a probar la joyería, especialmente los anillos. Al principio, solo experimentaba con lo que tenía, sin saber bien adónde me llevaría. Pero con el tiempo, me fui metiendo más en el diseño de piezas completas, desde la piedra hasta el metal.
Lo que empezó como un pasatiempo se transformó en algo que hoy disfruto muchisimo.
Antes también hacía pulseras con mostacillas y otros materiales, pero ahora dedico más tiempo a las piedras que yo mismo trabajo y a otras que compro de un gran y experimentado artesano que considero mí maestro.
Cada pieza que hago es sencilla, pero intento que tenga su propio carácter. Para mí, no es solo una cuestión de hacer joyas, sino de disfrutar el proceso, aprendiendo en cada paso, e impregnando las piezas de buenos deseos que acompañen tanto la energía de la piedra como la energía de quién porte la pieza.
Me gusta pensar que quienes eligen mis piezas las aprecian no solo por cómo lucen, sino también por el tiempo y dedicación que hay detrás de cada una. Para mí, cada cabujón es una oportunidad de seguir mejorando y creando algo especial, aunque sea pequeño y sencillo.
Me siento muy agradecido de cada trabajo que me confían porque siento que es una forma de hermanarnos a través de la belleza de una pieza noble como sus materiales.
Gracias a todos por ayudarme a crecer en este camino.